El lapacho ha sido venerado y utilizado como planta medicinal por los indígenas de Sudamérica desde hace miles de años, por lo que le dieron el nombre de "árbol de la vida".
El té se extrae de la corteza interior del lapacho y, según la tradición, tiene numerosas propiedades curativas, algunas de las cuales han sido probadas ahora por estudios científicos. Sin embargo, al no existir una monografía oficial sobre los efectos del lapacho, la información sobre su poder curativo sigue siendo extraoficial.
Según la tradición incaica, el té ha demostrado ser eficaz para los problemas digestivos, pero también las enfermedades de la piel y las vías respiratorias, así como las inflamaciones agudas o crónicas podrían aliviarse con el té de lapacho. Como tiene un contenido muy alto de minerales, se administra a los pacientes en los hospitales sudamericanos para fortalecer el sistema inmunológico.